El anuncio de Obama de eliminar sanciones a Cuba es el equivalente en América Latina a la caída del muro de Berlín en Europa en 1989. Es una decisión valiente ya que se produce después de unas elecciones con fuerte abstención que ha perjudicado al partido demócrata, y recordemos que Al Gore perdió la presidencia por el conflicto del niño Ellian. Un hecho que provocó un cambio de voto en Florida obligando a revisar las urnas.
El proceso acaba de empezar y será muy complejo, como lo fue la unificación alemana y el abandono del comunismo de los países de Europa del Este. Pero es un hecho histórico. Los Castro superan los ochenta y el régimen languidece. El propio Castro en 2010 reconoció en una entrevista que el comunismo había fracasado.
En mi siguiente libro -que estará en las librerías la próxima primavera- analizo el fracaso del comunismo y también del capitalismo extremo. Por otro parte, también defiendo una economía de mercado mixta con el estado interviniendo activamente para garantizar igualdad de oportunidades y corregir la pobreza y la desigualdad extrema.
En 2006 este economista observador pasaba unas vacaciones en Cuba y aprovechó para reunirse con gente en la isla y conocer mejor el experimento comunista cubano. En una reunión con un alto cargo del equipo económico, éste ya me reconoció que estaban estudiando el modelo de transición de planificación económica a economía de mercado de Vietnam.
Desde entonces, el gobierno cubano mantenía su retórica pública, pero en privado ya reconocía el fracaso de su modelo. En los dos últimos años un grupo de trabajo con excelentes economistas ha asesorado al gobierno cubano en la transición. El diagnóstico es fácil pero la implementación no. Los modelos en economía no se pueden copiar. Hay que adaptarlos a la cultura y las instituciones de cada país. Los intentos en la antigua URSS de copiar el modelo capitalista y las instituciones de EEUU fracasaron.
Observando el gráfico anterior, fue un error que Castro no reconociera el fracaso del comunismo e iniciara él mismo la transición. Tras la caída de la URSS, Rusia dejó de garantizar petróleo a Cuba y la renta por habitante cayó un 40%, lo que el propio Castro denominó el periodo especial. Luego Chávez sustituyó a la URSS regalando petróleo a Cuba. Pero Venezuela está a punto de estallar y Castro, con buen criterio, no quiere someter a los cubanos a otro calvario como el de los años noventa.
La clave es pasar de tener un 75% de empleo público como ahora a tener un 80% privado. Y de tener casi todos los precios fijados por ley a que el 90% de los precios se fijen libremente en el mercado. Ese es el modelo vietnamita. Vietnam era un país con un tercio de renta por habitante que Cuba en 1990 y ahora les ha alcanzado y se pagan su petróleo sin subvencionar como los cubanos.
La clave es orientar tu economía a las exportaciones para aumentar la renta y los salarios internos. Lo más complicado será crear una clase empresarial innovadora y llevará décadas conseguirlo. La decisión de Obama permitirá la llegada de turismo estadounidense y abaratará mucho los costes de transporte de los canadienses, lo cual aumentará la entrada de dólares.
Otro problema es la estabilidad macroeconómica, monetaria y fiscal. Cuba es como el Show de Truman: la mayor parte de transacciones se hacen en la economía sumergida. Tienen un tipo de cambio dual donde el tipo convertible es 24 veces el oficial. La mayor diferencia conocida fue la del gobierno de Allende en Chile de 15 veces y ahora Venezuela casi 20 veces. En Chile el ajuste del tipo de cambio oficial a la realidad provocó una inflación galopante, un depresión del 15% del PIB y la quiebra del sistema bancario, cuyo saneamiento costó a los chilenos el 45% de su PIB.
Para cometer esto, Cuba necesitará pedir ayuda al FMI y habrá condicionalidad. Esto le generará a Castro muchos problemas políticos internos. Pero seguir huyendo hacia delante, y hacerlo en el peor momento cuando Venezuela estalle con cortes de luz y racionamiento, les meterá en otra depresión aún peor como la de los noventa. La clave es seguir el gradualismo asiático y no el big bang que tanto gusta a los estadounidenses menos cuando les toca a ellos, como ha quedado demostrado tras la quiebra de Lehman Brothers.
El otro problema es fiscal. En Cuba no están acostumbrados a pagar impuestos. El estado se financia cobrando a las multinacionales en pesos convertibles y pagando a los trabajadores en pesos oficiales. Lo cual supone un impuesto sobre el salario del 95%, el mayor del planeta. Cuando se elimine el tipo de cambio dual, el estado dejará de tener ingresos para financiar el gasto público. O se hace una reforma fiscal integral y adaptada a la economía de la isla o habrá riesgo de hiperinflación.
Ahora que en España algunos cuestionan nuestra transición, ésta es un ejemplo para Cuba, como ya lo fue para Chequia y los países de la Europa del Este. Tanto la transición a la democracia como la transición a una economía de mercado. Los falangistas impusieron en España el mismo modelo de planificación que Castro en Cuba.
Pero el PP desde la muerte de Fraga ha preferido asociarse con lo más rancio del exilio cubano en Miami, y en todo este proceso España ha dejado de ser un referente para los cubanos, a pesar de ser el principal inversor en la isla. Y la paranoia es que lo nuevo en España es gente que hace meses decían que eran comunistas, 25 años después de caer el muro de Berlín y 3 años después de que Fidel Castro reconociera el fracaso del comunismo.
Deseo a los cubanos que la fuerza les acompañe. Es un pueblo que ha sufrido primero el colonialismo, después el despotismo de Batista y luego el comunismo. Por todo ello se merece una vida mejor. Y también espero que en nuestra querida España la sociedad mantenga la sensatez demostrada desde 1975 y no apostemos por experimentos fracasados que sólo provocarán más infelicidad para los españoles. Y vuelve a resaltar la valentía de Obama que eleva su figura de estadista. Yes we can.