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Tras el desplome del PP y la incapacidad para alcanzar pactos tras su legislatura de rodillo parlamentario, plasma, pobreza y Gurtel, la otra opción es un pacto de izquierdas. El mayor problema es que Iglesias cedió el control de sus listas y de la campaña en Cataluña a Colau y su campaña favorable al derecho de autodeterminación ha conseguido aumentar en 570.000 votos con respecto a las catalanas de septiembre, gracias al voto radical e independentista de la CUP. Esto imposibilita el acuerdo con el Psoe que es la segunda fuerza más votada y la responsable de liderar una alternativa a Rajoy.
Podemos siempre vive en un equilibrio inestable y en una ambigüedad similar a la de Syriza en Grecia y ya sabemos cómo acaba. Para no reconocer que ha tenido votos independentistas, conscientes que les restaría muchos votos en una segundas elecciones en Madrid, en las dos Castillas, en Asturias, en Extremadura, en Andalucía, en Canarias, etcétera, piden un rescate a las personas.
Esta es la gran diferencia de la izquierda con la derecha. En 2011, con un gobierno socialista, 7 de cada 10 parados tenían una prestación de desempleo. Ahora 1 de cada 2 parados no tiene ninguna renta y hay 700.000 españoles más en el paro que han perdido su prestación. La pobreza energética ha crecido un 70% desde 2011 y Cáritas y los bancos de alimentos han incrementado significativamente la gente a la que atienden.
Por lo tanto, un plan de lucha contra la pobreza es prioritario y sería un buen punto de encuentro para un pacto de izquierdas. Pero el demonio está en los detalles. El Psoe y Podemos llevan en el programa que la Sareb ceda pisos para dar solución habitacional en caso de desahucio. El banco malo lo creó el PP en el rescate, lo deja quebrado y el 70% son créditos para financiar suelo. Por lo tanto, ceder las viviendas tendría un coste mínimo para el estado y es un punto de encuentro.
También ambos partidos incluyen un plan de reestructuración de deuda de familias en riesgo de impago que este economista propuso en su libro Hay Vida Después de la Crisis, escrito durante el rescate de nuestra querida España. Juan Carlos Monedero me reconoció en una ocasión que habían copiado el plan de mi libro. El plan lo implementó por primera vez Roosevelt en 1933, Obama hizo uno en 2009, Colombia en 1987, Uruguay en 2002, etcétera y funcionaron.
Pero Podemos hace su propia versión de propuestas universales que han funcionado y les sale la vena Syriza que llevan dentro. Colau en 2013 afirmaba que el origen de la burbuja comenzó con el franquismo cuando se quiso que los proletarios se convirtieran en propietarios. Parece que la alcaldesa de Barcelona aún no ha asumido la caída del muro de Berlín y que existe internet. La izquierda mundial de los países más desarrollados a los que queremos parecernos ha migrado de lo proletario a lo progresista y el Psoe renunció al comunismo en 1973. Los líderes de Podemos siguen anclados en los años ochenta.
Su obsesión por condenar el endeudamiento es medieval. Una casa de ladrillo bien construido tiene una vida útil de décadas y está justificado endeudarse para pagar una renta anual. Si Podemos está en contra de que 15 millones de hogares españoles, incluidos muchos de sus votantes, seamos propietarios y pasemos a ser alquilados por edificios controlados por el estado como en la época soviética que lo digan claramente. Y de paso que viajen a Polonia y a los antiguos países soviéticos para que aprendan el resultado desastroso de esas políticas de planificación.
Podemos igual que Syriza está obsesionado en quebrar a los bancos. Este economista observador fue despiadado en la crítica con la banca en su libro y su política descontrolada de crédito durante la burbuja. Y especialmente crítico con el rescate que provocó Rajoy en el que se debería haber reestructurado la deuda de familias y empresas en vez de dar dinero a fondo perdido a los bancos. El plan de rescate de familias en riesgo de impago que propuso este economista observador durante el rescate se podría haber financiado a 15 años al 1%. Ahora se puede hacer pero con mayor complicaciones por las reglas de ayuda de estado de Bruselas.
Pero Colau en esa misma entrevista de 2013 dice que envidia el caso de Islandia que impagó su deuda ilegítima. Y en el vídeo anterior Colau defiende el impago de la deuda y apoyando a una asociación internacional que tres días antes del corralito consiguió que Syriza aprobara en el parlamento una comisión que defiende directamente el impago. Es evidente que la alcaldesa de Barcelona ignora que Islandia se ha gastado en rescatar sus bancos 25% de su PIB, el triple que Syriza y cuatro veces más que Rajoy en 2012.
Podemos propone que se prohíban los desahucios. La banca ha parado buena parte de los desalojos, aunque el problema está sin resolver, pero prohibir los desahucios inhabilita la garantía hipotecaria y colapsaría el crédito. Recientemente este economista observador estuvo en México donde en la crisis bancaria de 1994 se endurecieron las leyes antidesahucios. ¿Resultado? 20 años de restricción de créditos e hipotecas a tipos del 10% en un país donde los salarios crecen un 3%.
¿Qué se puede hacer? Primero huir de dogmatismos y mitología. Si los españoles les gusta tener una vivienda en propiedad respetémosles, especialmente si eres político y son tus votantes. Si pensamos que el parque de vivienda en alquiler en España es insuficiente y perjudica, por ejemplo, a la movilidad laboral, lo cual ayuda a explicar las abultadas diferencias de tasa de paro entre varias comunidades autónomas, hagamos políticas que favorezcan la vivienda en alquiler.
Si estuvieran prohibidos los desahucios ¿tu pondrías una de tus viviendas en alquiler sabiendo que si no te pagan no podrías desalojar al inquilino? Que Esperanza Aguirre cometiera la salvajada de vender viviendas sociales a fondos buitres, algo que no se atrevió a hacer ni Thatcher, no justifica que impongamos en España un régimen de planificación soviético como le gustaría a Colau.
Si la persona que impaga no tiene una renta garantizada de subsistencia actuemos con planes de empleo y de pobreza. Creemos una nueva agencia de colocación y orientación al empleo que el actual Inem ha sido incapaz de conseguir. Concentremos nuestros esfuerzos en parados de larga duración mayores de 50 años y en jóvenes de baja cualificación.
Esta semana he estado con Antonio Catalán de AC Hoteles que ha decidido eliminar los contratos de subcontratación de personal. Me contaba que la reforma laboral sólo ha servido para explotar al trabajador, bajar los salarios y empeorar las condiciones de vida.
Cuando alguien va a un hotel no quiere tener ningún problema y la motivación del personal es una variable estratégica para AC. Por eso han decidido contratar directamente con contratos indefinidos y han apostado por la flexiguridad. En recursos humanos identificaron que la mayoría de sus camareros de piso eran mujeres y buena parte divorciadas. Por eso transformaron de nuevo su retribución variable en fija ya que de su sueldo depende toda la familia y el variable era un foco de incertidumbre. Hacen todos los esfuerzos por tener flexibilidad horaria. Y los días que se ausentan por enfermedad de sus hijos no se los descuentan del sueldo, ni de sus vacaciones.
AC ahora tiene un problema de selección que resuelven individualmente. Es paradójico que en un país de 5 millones de parados las empresas tengan problemas de búsqueda de perfiles idóneos. Aquí el estado puede ayudar. Las nuevas tecnologías, las redes sociales y la economía colaborativa de la que tanto estoy aprendiendo con Javi Creus, uno de los gurus mundiales en la materia, conseguiría montar un sistema de selección reduciendo la burocracia y los costes que pondrían en riesgo el déficit público.
Bajar una tasa de paro tan abultada va a llevar años. Mientras, España no puede permitirse abandonar a su suerte a los parados de larga duración y a los jóvenes con condiciones precarias. Por eso necesitamos un nuevo contrato social. Necesitamos más empresarios innovadores que apuesten por la economía del conocimiento y el capital humano. Necesitamos sindicatos más flexibles y ágiles, el sector del automóvil es el ejemplo a seguir. Y necesitamos una renta mínima para casos extremos de pobreza severa.
En 2012 en una reunión en medio del rescate con Álvaro Nadal, asesor de Rajoy y director del programa económico del PP en las pasadas elecciones, este economista observador le planteó su preocupación por la pobreza y la estabilidad social. Mi tesis es que el rescate nos metía en una segunda recesión que hundía más en la depresión y buena parte del paro se convertía en pobreza. Su respuesta fue “el PP tiene mayoría absoluta y en España la estabilidad social está garantizada.” Ahora la sociedad les ha retirado la confianza. El problema es que siguen sin enterarse.
En este periodo perdido de la última legislatura de lucha contra la pobreza, la Plataforma Antidesahucios y las ONG’s han hecho una labor social encomiable ayudando a esas miles de familias a las que el estado abandonó a su suerte. Todo el respeto, el agradecimiento y la admiración de este economista observador. Es evidente que la sociedad pide cambio pero está desorientada y no saben muy bien adonde dirigirnos. Por eso es clave gestionar el cambio para mejorar, pero siendo conscientes que todo es susceptible de empeorar si nos equivocamos.
En Grecia Syriza acaba de fracasar. Tsipras ha aprobado un rescate bancario -peor que el de Rajoy en 2012-, una ley para agilizar desahucios que ha recibido la felicitación de la Troika, un ajuste fiscal brutal mayor que el de Rajoy y una caída de las ventas en los comercios del 10% adicional que, como ha reconocido el propio gobierno griego en sus presupuestos, provocará más desempleo y más pobreza en 2016.
Yo esperaba y deseaba por el bien de nuestra querida España que la gente de Podemos hubiera aprendido la lección y hubieran abandonado su ideas que han demostrado que llevan al corralito y al caos. Pero me equivoqué. Colau, Carmena y Kichi siguen con su obsesión con la deuda ilegítima y vendiendo a la gente que si impagamos la deuda podremos priorizar a las personas. Si hay algo ilegal, se lleva a los juzgados y que caiga todo el peso de la ley. Pero impagar por motivos morales provoca: fuga de capitales, bajadas de rating, cierre del acceso al BCE y corralito. Y el resultado ya lo conocemos: más recortes, más paro y más pobreza como ya hemos comprobado en Grecia. Carmena ya ha aprobado su presupuesto con el apoyo del Psoe y contiene a los radicales con un plan de mínimos. Colau no ha sido capaz de aprobar aún el Presupuesto de Barcelona y ejecutará en enero el presupuesto de CIU que tanto criticó durante la campaña.
Si el Psoe pacta con el PP, Podemos será primera fuerza en breve como sucedió en Grecia con Syriza y sería el camino más seguro para el caos. Si el Psoe pacta con Podemos con estas ideas equivocadas perderá definitivamente la credibilidad de la sociedad española para gestionar la economía y traerá un periodo de dos décadas de gobiernos de derechas que han demostrado ser incapaces de resolver la crisis y la pobreza.
Parece que lo más sensato es repetir las elecciones, exigir una campaña de más nivel de debate de propuestas y confiar en que los españoles recapacitarán y apostarán de nuevo por la gobernabilidad y la estabilidad. Como nos enseñó Eugenio D’Ors en ciencias sociales, los experimentos con gaseosa.