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Este economista observador tenía mucho interés en leer la primera proposición de Ley de Podemos en el Congreso sobre emergencia social, tema que es la principal preocupación que tengo tras esta maldita crisis. Durante una década contraté muchos jóvenes economistas sin ninguna experiencia para trabajar conmigo y al leer la proposición de Ley de Podemos tuve la misma sensación que cuando leía los informes de mis becarios.
El texto de 16 páginas empieza con un buen análisis teórico de diagnóstico. Usan la Encuesta de Condiciones de Vida y llegan a las mismas conclusiones que otros economistas, entre ellos este economista observador en este post. La pobreza severa se ha deteriorado significativamente desde que Rajoy llegó a la Moncloa.
En 2011 3 de cada 4 parados tenía una prestación por desempleo y, por lo tanto, tenían una renta mínima vital. Hoy hay 650.000 españoles que han perdido la prestación y la pobreza severa se ha doblado desde 2011.
Pero la crítica es infinitamente más sencilla que la política y que resolver los problemas de los ciudadanos. De lo contrario, los economistas, los politólogos y los sociólogos seríamos los mejores políticos y viviríamos en el mundo de Imagine de John Lennon
Pero cuando Podemos pasa de la teoría a la práctica empieza a evidenciarse su inexperiencia. La proposición se concentra en parar los desahucios hasta que esté garantizada una solución habitacional y parar los cortes de luz y de gas. Sin duda, tres necesidades básicas que deben ser la prioridad del próximo gobierno, pero las familias seguirían en pobreza severa.
Para parar los desahucios Podemos decide simplemente prohibirlos por ley. Pero esa ley entraría en conflicto con otras muchas leyes del ordenamiento jurídico español, europeo e internacional. Es curioso que Podemos empiece su proposición apelando al derecho internacional, que hayan aplaudido las resoluciones del Tribunal de Estrasburgo en materia de desahucios y que en su primera proposición de ley hagan propuestas que entran en conflicto con otras leyes nacionales o internacionales.
El error técnico tiene fácil solución. Basta con una buena asesoría jurídica que tenga conocimiento del entramado legal y que haga una evolución de impacto de la proposición. El gobierno dispone de la abogacía del estado y del Consejo de Estado para ello. La oposición debe tener buenos asesores jurídicos y gente experimentada en leyes. Una ley afecta a millones de personas y es una cosa más seria que escribir un post o un artículo académico.
La segunda crítica es que es impresentable que un partido político -que ha vendido en la campaña tener solución para todos los problemas de nuestra querida España-, en su primera proposición de ley no presente ni una mínima memoria económica de lo que va a costar su propuesta. Una de las características de los partidos populistas en cualquier país es vender a sus votantes que en el mundo no hay restricciones. Podemos hace una propuesta sin saber cuánto va a costar y sin decirnos cómo la va a pagar. ¿Imaginas que todas las familias gestionáramos así nuestros hogares y nuestras decisiones de gasto? Estaríamos todos quebrados y desahuciados.
Además de los problemas técnicos, hay graves problemas conceptuales en la elaboración de la proposición de ley. El principal es pensar que sólo una ley puede resolver los problemas de los ciudadanos. Entonces si aplicamos esta ley en todos los países ¿acabaríamos con el hambre en el mundo? Ya tenemos una ley de sanidad universal, pero ante la escasez de recursos y de quirófanos tenemos listas de espera.
También tenemos en la constitución el derecho a la vivienda pero ¿cómo garantiza un gobernante una solución habitacional tras una depresión y escasez de recursos? Colau en Barcelona y Carmena en Madrid ya reconocen que no son capaces de parar los deshaucios y garantizar una solución habitacional, como habían prometido en sus programas electorales.
El segundo error es el maniqueísmo. Como la inquisición en el Nombre de la Rosa Podemos está convencida que los bancos son los culpables de la crisis y que tienen que purgar en la hoguera todos sus pecados. Un mínimo estudio de la historia económica te ayuda a comprender que siempre ha habido crisis bancarias y siempre las habrá.
Estudiar la historia te enseña que lo primero que hizo Roosevelt en el New Deal en 1933 fue sacar las hipotecas en riesgo de impago de los balances de los bancos y llevarlos a un banco malo donde se alargaron los plazos de las hipotecas, se redujeron los tipos de interés y se hicieron quitas para que la cuota mensual fuera accesible y evitar el deshaucio.
No hace falta ir a la Gran Depresión y remontarnos 80 años. Basta con leer a Richard Koo, que es el economista que más y mejor ha estudiado la crisis japonesa. Koo nos enseña que el principal error de Japón fue no sanear rápidamente el sistema bancario. Y las consecuencia de ese error es una economía que tiene hoy el mismo PIB nominal que en 1991 y lleva 25 años estancada con recesiones recurrentes en diente de sierra.
El rescate de Rajoy tuvo efectos desastrosos para nuestra querida España y deja cicatrices de deuda y pobreza que tardarán en resolverse. Pero, una vez rescatados, fue un grave error no haber aprovechado un préstamo a 15 años al 1% para hacer un plan de reestructuración de hipotecas como propuso este economista observador, especialmente para las rentas más bajas donde se concentra la pobreza severa que hoy queremos y debemos erradicar.
Pero que Rajoy eligiera la puerta equivocada no justifica que los españoles sigamos abriendo puertas equivocadas como propone Podemos en su primera proposición de ley en el Congreso. Lejos de sacar activos de los balances de los bancos, como hizo Roosevelt o como propone Koo, Podemos obligará por ley a los bancos a quedarse con más activos.
Si hacemos eso, colapsaremos aún más el canal del crédito. Un canal absolutamente necesario para que las empresas, especialmente las pymes, inicien un ciclo de inversión y de creación de empleo que nos saque del estancamiento secular en el que nos encontramos. Dentro de cuatro años, si aplicamos esa propuesta, habría otros 650.000 españoles más que seguirán en paro y habrán perdido su prestación. El estado se enfrentaría a un problema de pobreza aún mayor y no tendría recursos para cumplir con la ley.
El próximo gobierno debe tener en la lucha contra la pobreza y la desigualdad su prioridad. Para conseguirlo es condición necesaria crear empleo, pero no es suficiente como hemos comprobado desde 2013. Hay que cambiar el modelo del “yo te lo hago más barato” de la reforma laboral del PP por el “yo te lo hago mejor.” Pero sólo derogando la reforma del PP no cambiaremos el modelo: volveremos a la burbuja inmobiliaria que nos llevó a esta maldita crisis.
Necesitamos un pacto de estado por el empleo en el que estén todos los partidos, los sindicatos y los empresarios para conseguir una regulación laboral que nos permita tener un modelo ganador en la globalización y la revolución tecnológica en la que estamos inmersos. Necesitamos más empresas innovadoras que creen más empleo y paguen mejores salarios, especialmente para nuestros jóvenes que son los que más padecen la precariedad laboral. El debate para erradicar la pobreza pasa NECESARIAMENTE por facilitar lo más posible que este tipo de empresas inviertan en nuestra querida España.
Este proceso lleva sus trámites y, mientras tanto, necesitamos un plan integral contra la pobreza. Ha funcionado el sistema de pensiones pero nuestro seguro de desempleo se ha visto superado por una crisis tan profunda y tan larga como la que padecemos. Este es el debate que no hemos tenido en las pasadas elecciones y que espero tengamos en las más que probable nuevas elecciones a las que nos dirigimos.
Pero lo que es evidente es que la proposición de ley de Podemos, lejos de resolver el problema de la pobreza en nuestra querida España, lo agravaría aún más.