Una propuesta coherente y creíble para superar la crisis y dejar atrás el desánimo en que hemos caído.
Desde el comienzo de la crisis financiera en 2008 vivimos tiempos inciertos. Por primera vez en décadas, las perspectivas de la ciudadanía están teñidas de un pesimismo absoluto. José Carlos Díez expone con claridad y determinación los estímulos que necesitamos para no dejarnos arrastrar por la desesperanza, porqueHay vida después de la crisis.
«Los españoles nos hemos convertido en una fábrica de excusas y de lamentos. Los de los millones de personas que han perdido su empleo, especialmente los mayores de cincuenta años y los jóvenes que no pueden encontrarlo, están justificados. Ellos deben tener toda nuestra comprensión y nuestro compromiso. Sin embargo, el resto tenemos la obligación moral de trabajar hasta la extenuación para sacar el país adelante. Es lo que hicieron nuestros padres y nuestros abuelos, y es lo que ahora nos toca hacer a nosotros por nuestros hijos. Y cuando te sientas desfallecer y te falte la moral, recuerda la sentencia de Heródoto: “Tu estado de ánimo es tu destino”.
»La sociedad española ya se ha enfrentado a muchas encrucijadas en las últimas décadas y siempre las ha resuelto con éxito. Si nos mantenemos unidos, protegemos a los más desfavorecidos y se toman las medidas adecuadas, este economista observador está convencido de que saldremos de la depresión e incluso con más virtudes de las que teníamos cuando entramos en ella.»
Un libro imprescindible para todo aquel que quiera formarse un pensamiento económico crítico e independiente.
La crisis financiera de 2008 cambió radicalmente nuestra concepción del futuro. Las recetas económicas aplicadas en Europa han hecho tambalearse los cimientos del estado de bienestar que tanto esfuerzo costó construir, los casos de corrupción se suceden sin fin, los partidos tradicionales se hunden en intención de voto al tiempo que fuerzas políticas inexistentes hace dos años ganan fuerza en las encuestas.
El dinero no da la felicidad es uno de esos refranes populares que todos hemos admitido como ciertos alguna vez en nuestra vida, pero ¿cuánto tiene de verdadera esta afirmación?
Crisis económica, desempleo, falta de inversión en investigación y desarrollo, recortes en enseñanza y educación, el auge de los populismos o el deterioro de las relaciones sociales son algunos de los puntos que analiza José Carlos Díez en este ensayo sugerente y persuasivo, que nos muestra el papel determinante que desempeña la economía en la protección de la felicidad.
Reseñas:
«Decir hoy en día que la economía puede ayudar a conseguir la felicidad suena revolucionario.»
Pepa Bueno
«José Carlos Díez es pasión y pedagogía, la gente le entiende. Y el ciudadano que sobrevive es el ciudadano bien informado, por eso son tan importantes sus libros de economía.»
Antonio García Ferreras
Cinco años después de la publicación de Hay vida después de la crisis, José Carlos Díez regresa al análisis de la actualidad económica con un libro escrito desde la convicción de que hay motivos para la esperanza y propone un plan para conseguir una España, una Europa y un mundo mejor para los ciudadanos.
¿Es verdad que ha terminado la crisis? ¿Qué secuelas ha dejado en el país? ¿Inflaremos otra burbuja como la del ladrillo? ¿Está España condenada a vivir del turismo? ¿Qué consecuencias tendrá el Brexit para los ciudadanos europeos? ¿Qué efectos está provocando la presidencia de Donald Trump en el orden económico mundial? ¿Qué camino le queda al estado del bienestar?. En junio de 2012 España fue rescatada por nuestros socios europeos y el Fondo Monetario Internacional.
Nos encontrábamos en uno de los momentos económicos más convulsos de los últimos cuarenta años y la situación fue adquiriendo tintes sombríos en los meses posteriores, en los que alcanzamos la cifra de 6 millones de desempleados y un 27% de tasa de paro.Alarmado por la gravedad de la situación, en mayo de 2013 publiqué mi primer libro, Hay vida después de la crisis, con el propósito de contribuir al debate y explicar las causas de esta maldita crisis que tan grandes cicatrices ha dejado: ha elevado el paro de larga duración hasta el punto que, en muchos casos, se ha convertido en pobreza; ofrece trabajos precarios y escasos a nuestros jóvenes mientras la cesta de la compra y las facturas de bienes básicos, como la electricidad, se han disparado.
Vivimos un momento crítico en el que, de nuevo, veo con preocupación el futuro y discrepo del mensaje oficialista. Por esta razón, me parece necesario regresar a las propuestas que nos lleven a recuperar la dignidad de este país y de sus ciudadanos. No resulta sencillo sostener que hay vida después de la crisis, pero estoy seguro de que construir la España del bienestar es posible.
Recorramos juntos el camino de la indignación a la esperanza.