(Haz clic en la imagen y podrás ver mi intervención en El Intermedio el 29-05-2014)
Tras los extraños datos del PIB del cuarto trimestre de 2013 y el primer trimestre de 2014, el Banco de España dice que en el segundo trimestre hemos crecido un 0,5%. En ese periodo, el déficit exterior ha empeorado significativamente y todos pensábamos que, como las importaciones crecen, la aportación del sector exterior sería negativa. Pero al Banco le sale positiva. Sigue el enigma de nuestra contabilidad. A final de agosto veremos qué dice el INE.
Mientras tanto, viene bien refrescar la memoria y recordar de dónde venimos. Os incluyo aquí mi intervención en El Intermedio a raíz de la publicación por el INE de los datos detallados del PIB de enero a marzo de 2014, cuando se vieron sobre el papel las técnicas de maquillaje y desmaquillaje de Montoro.
La estadística dijo que la economía española había crecido un 0,4% en el primer trimestre del año, gracias a que por ensalmo aparecieron los 5.000 millones de euros de gasto público que se le habían extraviado a Montoro en el cuarto trimestre de 2013. No sumarlos en el momento debido le sirvió al Gobierno para mostrar un déficit algo menos desbocado. Enhorabuena, porque por otro lado, al contabilizarse un trimestre tarde, esos miles de millones mostraron crecimiento donde no lo había. Sin su efecto, el PIB del primer trimestre habría caído un 0,4%.
Un gobierno serio habría tenido que acudir al Parlamento a explicar semejante enjuague. Rectifico. Un gobierno serio no estaría ocupado en buscar el equilibrio entre sus compromisos con Europa y la propaganda, una estrategia que no hace sino ahondar los problemas de nuestra querida España.
Desde entonces, finales de mayo, a ahora, lamentablemente se han hecho más evidentes las tendencias sobre las que llevamos meses alertando. Las exportaciones caen, lastrando un poco más las posibilidades de éxito de una economía que, lo primero que debe hacer, es poner solución a su problema de deuda externa, no agravarlo. Y mientras estemos en el discurso de que todo va bien, nadie de nuestro Gobierno va a decirle al BCE que el euro fuerte daña nuestros intereses ni a Bruselas que hay que acometer una política decidida de crecimiento. Los repuntes en la demanda interna, a pesar de ser aún muy tímidos, incrementan las importaciones y abren la brecha del déficit exterior.
Los precios siguieron estancados en junio, aunque este Gobierno se ha inventado una pócima mágica de crecimiento con deflación que no ha probado nadie con éxito, al contrario, sumió en una larga depresión a Japón. Y el empleo que se crea es precario hasta cuando se llama indefinido.
Tenemos muchas ganas de tener confianza. Motivos, muy pocos.