Mi artículo publicado en El País.
Como cada año la Fundación Ramón Areces organizó una jornada en la que el FMI presentó su informe sobre Latinoamérica, donde España es el principal inversor. El FMI ha vuelto a revisar a la baja sus previsiones de 2015 para la región, pero espera que el crecimiento vuelva en el año 2016.
No obstante, tras la jornada queda la duda sobre la recuperación. Tras la caída de los precios de las materias primas, sobre todo petróleo y metales, Latinoamérica ha vuelto a incurrir en déficit con el exterior. Los tipos de cambio se han depreciado con fuerza, lo cual favorece el crecimiento vía exportaciones. Pero aumenta la inflación, la mayor lacra para la estabilidad y el crecimiento de América Latina de las últimas décadas.
Es cierto que hay mucha diversidad y que varios países tienen la inflación bajo control, sobre todo México. Pero Brasil y Uruguay tienen la inflación próxima al 10%, Argentina al 30% y Venezuela al 200%. La evidencia empírica nos enseña que hay una relación negativa entre inflación y tasa de paro a corto plazo. Por lo tanto, para reducir la inflación y retornar a la estabilidad tendrá que aumentar el desempleo. Por lo tanto, habrá recesión o estancamiento en el mejor de los escenarios.
La cuestión es cómo puede ayudar la política económica. El secretario de economía español les recomendó seguir el camino de reformas emprendido España. Sorprende que un país con 90% de deuda exterior, 100% de deuda pública, 21% de paro y 50% de paro juvenil se atreva a dar lecciones. La reforma laboral fue en 2012, aún no hemos recuperado el empleo de 2011, se trabajan 5% menos de horas, la masa salarial se ha desplomado 40.000 millones de euros y ha aumentado la pobreza y la desigualdad.
La prioridad en Latinoamérica es recuperar la estabilidad financieray frenar la fuga de capitales. Las reformas a corto plazo tienen efectos recesivos y provocan inestabilidad social y política que intensifican la fuga de capitales. Lo importante es establecer objetivos de inflación y de déficit público a medio plazo creíbles para rebajar la incertidumbre. Y conseguir pactos de rentas entre empresas y trabajadores para moderar salarios e inflación a la vez reduciendo el impacto sobre el empleo.
En el ámbito financiero es importante que los balances bancarios reflejen las pérdidas y se inyecte capital público si es necesario, con cambio de gestores y planes de viabilidad. Empresas latinoamericanas que se endeudaron en los mercados tendrán problemas para refinanciar sus vencimientos. Si es problema de liquidez necesitarán créditos públicos. Si es de solvencia necesitarán plan de reestructuración y ser recapitalizadas.
Los latinoamericanos cuentan con gran experiencia en crisis y ahora con reducida deuda externa y cuantiosas reservas para acometer estos planes. La clave es que el diagnóstico sea realista y la actuación rápida. Cuando se recupere la estabilidad financiera, retornará el crecimiento y ese será el momento de las reformas. La prioridad es mejorar la productividad, la inversión y la innovación.
Y el gran reto en América Latina es la reforma educativa.