Esta semana, en un programa de televisión, este economista observador estaba explicando las causas de este nuevo episodio de tensión en los mercados y diciendo que la solución para Europa era seguir el ejemplo de Obama. Un periodista me interrumpió y me dijo que Ecuador estaba aplicando las recetas de Podemos y creaba empleo e iba bien. El caso refleja bien la deriva peligrosa que está tomando el debate económico en nuestra querida España. Es entendible por el aumento de la pobreza y el fracaso de la política económica para resolver la crisis. Pero no por ser entendible es menos preocupante.
Ecuador es un país pobre con 5.000 dólares de renta por habitante, versus 30.000 dólares de España. El 50% de los trabajadores en Ecuador son autónomos y la mayoría en el sector informal de la economía, lo que aquí llamamos economía sumergida. No hay seguro de desempleo y por esa razón la tasa de paro es tan baja. Si el ejemplo va a ser Ecuador, Podemos aplicar una reforma laboral en España que sería una hoja en blanco en el BOE.
Pero la pregunta es ¿por qué crece y crea empleo Ecuador? La respuesta es que un presidente mesiánico ha metido a su país en una dinámica que le lleva al desastre y que llevará a Ecuador a tener graves depresiones como las que ha tenido en las últimas tres décadas. ¿Cuándo? Nadie lo sabe, pero sí sabemos que pasará. En el gráfico anterior Podemos ver cómo Correa, en seis años de presidente, casi ha doblado el gasto público sobre PIB. Ecuador ya tiene un gasto público sobre PIB superior a la mayoría de países de la OCDE, incluido España, lo cual es un suicidio para un país con una renta por habitante de 5.000 dólares que refleja su bajo nivel de productividad y eficiencia.
La venta política del aumento del gasto es que ha mejorado la educación, la sanidad y la inversión pública, sobre todo en carreteras. Pero la realidad es que Ecuador ha seguido el modelo cubano. Correa ha creado 40 ministerios y ha multiplicado el número de funcionarios por seis. Por lo que le cuentan a este economista observador gente que conoce bien la realidad ecuatoriana, con un nivel de ineficiencia brutal.
¿Cuál es el enigma de este país de Nunca Jamás? Tiene dos problemas muy graves que acabarán estallando. Los ingresos públicos provienen principalmente del petróleo y de las nuevas concesiones mineras. Si se pincha la burbuja de las materias primas, como parece que está sucediendo en los últimos meses, los ingresos públicos se hundirán. Ecuador, con el petróleo en máximos históricos, tiene un déficit público del 4% del PIB. Basta con que el petróleo se mantenga en los 80$ barril que ha alcanzado esta semana para que el déficit público de Ecuador crezca exponencialmente.
Inmediatamente el déficit público se convertirá en déficit exterior y Ecuador se quedará rápidamente sin dólares para pagar sus importaciones. Seis años después del impago de su deuda con la excusa de ilegítima, Ecuador sigue siendo bono basura y sigue fuera de los mercados financieros. Si accede a financiación internacional es a tipos elevados y por supuesto bajo legislación americana. Si están viendo el conflicto de Argentina con los fondos buitres ¿por qué le pide Correa dinero a esos malvados? Cuando te prestan son inversores, cuando impagas y empieza el conflicto son buitres. Ecuador también consigue crédito con la garantía del petróleo o a cambio de concesiones mineras, sobre todo de China. Pero cuando los chinos vean que pueden impagar, les cortarán el crédito, como acaban de hacerles a sus amigos venezolanos, y precipitarán la depresión. Si quieren más crédito, ya te garantizo querido lector que la condicionalidad de Merkel será una broma comparada con la de los chinos que colonizarán todos sus yacimientos de petróleo y mineros.
Ecuador tendrá que hacer un recorte de gasto público brutal, especialmente en educación y sanidad, para corregir el déficit exterior ante la ausencia de dólares. Al ser una economía dolarizada no pueden devaluar. En el gráfico anterior se observa el diferencial de inflación de Ecuador con EEUU desde la llegada de Correa. Esto significa que, cuando llegue el ajuste, los ecuatorianos tendrán que bajar sus salarios al menos un 30%. Digo al menos ya que el modelo económico de Correa está canibalizando el sector industrial ecuatoriano y cuando necesiten exportar no quedarán empresas que puedan hacerlo.
Ecuador mantiene algunas fábricas de coches pero protegidas por aranceles a la importación del 200%. Estos nostálgicos del 68 de nuestra querida España dirán que eso es bueno para proteger la industria y el empleo nacional y que la amenaza es el tratado de libre comercio que se está negociando en el Atlántico Norte que precisamente busca reducir aranceles y protección. Pero lo que no cuentan los nostálgicos es que comprar un coche en Ecuador vale el doble de su precio en EEUU, lo cual empobrece aún más a los ecuatorianos.
Y a esto hay que añadir el deterioro de la libertad de expresión. Correa ha aprobado una ley mordaza para controlar la publicación, emisión y difusión de noticias que puedan generar pánico económico. O sea que un economista observador ecuatoriano que escriba un post como este y aplique las reglas básicas de la macroeconomía internacional que Correa debería haber aprendido cuando se formó como economista puede acabar hasta 7 años en la cárcel.
Espero que entiendas la preocupación de este economista observador. El fracaso de la política económica europea y la incapacidad de Rajoy harán que la pobreza siga aumentando en nuestra querida España y estas ideas suicidas sigan avanzando en una sociedad desconcertada y en muchos casos desesperada. La incógnita es Pedro Sánchez, economista. Es cierto que aún no lleva 100 días en el cargo y que de momento no ha hecho propuestas disparatadas en economía. Pero sigue sin presentar un programa económico coherente y realista alternativo para nuestra querida España.
No hay que inventar la rueda, Obama nos ha mostrado el camino. Este economista observador sigue defendiendo y confiando en el Yes we can. Hay Vida Después de la Crisis, pero si la alternativa a Rajoy va a ser Ecuador o Grecia, como dijo Groucho Marx, que se pare esto que yo me bajo.