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Cómo reducir la inflación sin maniqueísmos ni promesas que nos endeuden más

La inflación es seguramente el fenómeno más estudiado por los economistas desde hace milenios, y para la economía es equivalente a la fiebre. Lo óptimo es tener la inflación próxima al 2-3%, como la fiebre próxima a 36-37 grados. Un inflación muy por encima del 3% o por debajo del 1% altera el comportamiento de la economía y no permite avanzar en la mejora del nivel de vida de la gente ya que afecta al empleo y a la capacidad de compra de los salarios. 

1. ¿Por qué hablamos de estanflación?

El pasado viernes di una conferencia en el Balneario de Las Caldas en Asturias explicando el escenario actual y las perspectivas a empresas del sector de transporte de frío. Al acabar vino un empresario a preguntarme si tenía que parar la inversión. Las empresas están en estos momentos elaborando sus presupuestos para 2023 y el escenario les genera dudas sobre sus ventas, sobre sus costes y por ende sobre sus márgenes.  La inflación volátil como la de este año es equivalente a conducir con niebla y lo prudente es levantar el pie del acelerador. Frenar la inversión supone frenar la creación de empleo y el crecimiento del PIB se frena. Por eso a este escenario los economistas le llamamos estanflación. 

Otro efecto pernicioso de la inflación es que deteriora la desigualdad ya que los precios del gas suben por igual para todos los españoles pero afectan en mayor porcentaje sobre los que tienen menor renta. Como diría el clásico, todos nos empobrecemos con una subida de la inflación pero unos más que otros. Hasta Isabel Díaz Ayuso, un producto de marketing político, un año después de comenzar la crisis visitó el Banco de Alimentos que están presionados con más gente que necesita acudir allí. Lo curioso es que lo hizo para criticar a Sánchez, como siempre, y para pedir más beneficencia, como en la novela Miau de Galdós. Podría haber anunciado un impuesto negativo sobre la renta que propuso Milton Friedman, un economista poco sospechoso de ser comunista. Ahora la tecnología permite que ese cheque se administre mediante una tarjeta y puedan ir a los supermercados sin ser estigmatizados como sucede cuando vas a un Banco de Alimentos.  

2. La izquierda tiene un profunda contradicción cuando aumenta la inflación

El objetivo de los partidos de izquierda cuando nacieron fue conseguir el pleno empleo con salarios y condiciones laborales dignas. Tras la Gran Depresión se asoció ser de izquierdas a lo público y al estado de bienestar. Pero en una crisis de inflación, aumentar el gasto público genera más inflación y frena la creación de empleo y entra en conflicto con los objetivos fundacionales de la izquierda. 

No hay nada más regresivo que en una crisis de inflación hacer políticas que aumentan la inflación. En una crisis de este tipo la prioridad es tener un buen diagnóstico de las causas y de las políticas que pueden revertirlas y luego entra el posicionamiento de ideas de cómo hacerlo y con qué objetivos. Pero empezar el análisis de la crisis con posicionamiento ideológico complica el diagnóstico y la medicación. 

2.1 Las causas de este brote de inflación

Primero fue una recuperación demasiado intensa tras la pandemia y luego se agravó por la invasión de Ucrania. Fue en origen una inflación de costes muy centrada en las materias primas. Ahora ya se ha trasladado a los salarios y a los márgenes empresariales y ya es también una inflación de demanda de consumo e inversión.

La noticia positiva es que el pico de inflación fue en marzo y abril tras la guerra y durante el verano ha bajado la intensidad. En el gráfico posterior, el BBVA eleva las tasas mensuales de inflación a tasas anuales y se observa perfectamente que la dinámica de inflación subyacente, sin energía ni alimentos, pierde intensidad y está próxima al objetivo del 2% de estabilidad de precios del BCE. En Europa el escenario es más incierto ya que la escasez de gas puedo provocar otro brote de inflación en invierno y mantenerla muy elevada en 2023. En el resto del mundo los precios de las materias primas ya anticipan recesión mundial y han caído con fuerza desde mayo y la presión de inflación ha caído significativamente. 

 

 

El debate ahora es cómo retornar la inflación del 5-7% al 2-3% y en cuánto tiempo. Las políticas económicas que permiten conseguir ese objetivo son: políticas de oferta y reformas, política monetaria, política fiscal y política de rentas. De momento, hemos dejado toda la responsabilidad a los bancos centrales que han tardado demasiado en actuar y ahora se ven forzados a sobrerreaccionar con el riesgo de pasarte de frenada y provocar una recesión y una crisis financiera. Los inversores son procíclicos y en las recesiones se asustan y aumentan su percepción del riesgo y son propicias para periodos de inestabilidad financiera.  

3. La prioridad en Europa es resolver la escasez de gas

Se espera que la Reserva Federal suba los tipos al 4-4,5% y eso fuerza al BCE a subirlos seguramente hasta el 2-2,5% si no quiere que el euro se siga depreciando y aumentando la inflación de las importaciones europeas, principalmente de petróleo. En EEUU el riesgo es que aumenten las primas de riesgo de bonos corporativos y se contagie al crédito bancario. En Europa, el principal riesgo es que se contagie a la deuda pública de países altamente endeudados, especialmente preocupa Italia. De momento el anuncio del BCE del mecanismo anti fragmentación ha relajado la tensión en las primas de riesgo.

La prioridad en Europa es resolver la escasez de gas. Mientras la guerra en Ucrania continúe y Putin racione el gas, la economía europea estará en crisis. En Holanda se cerró Groningen, un campo de gas, por presión ambiental pero el Gobierno está ya estudiando abrirlo. La siguiente prioridad es construir regasificadoras en Alemania para poder meter gas en sus tubos proveniente de barcos de gas licuado y reducir su dependencia de Rusia en futuros conflictos que seguramente llegarán. El MibCat también sería útil pero el lobby nuclear francés lo intenta evitar. El resto de proyectos tienen dudosa eficacia.

Tiene más sentido aprovechar la crisis de electricidad en Francia por el cierre de sus centrales nucleares para ampliar las interconexiones de electricidad y avanzar en el mercado único europeo. Mientras eso llega y Putin deja de racionar el gas la única solución es reducir el consumo de gas y eso implica menos demanda de energía, menos PIB y menos empleo. 

 

 

4. ¿Por qué España tiene el mercado de trabajo más inflacionista?

Otro dato muy preocupante del que apenas se debate es que España es la economía que más cayó en 2020 durante la pandemia, que más brecha de producción mantiene y, con el doble de tasa de paro que nuestros socios de la Eurozona, tenemos más inflación subyacente. Eso indica que nuestros mercados de bienes y nuestro mercado de trabajo son más inflacionistas que el resto. Sorprende la inacción de la CNMC desde principios de año identificando aumentos de márgenes o prácticas de colusión. El 80% de los clientes de electricidad se han protegido del shock al tener tarifas fijas al menos por un año, y ahora yo recibo dos o tres llamadas a la semana para cambiarme de compañía eléctrica. El problema está en el resto de sectores de la economía que han subido los precios más que nuestros socios europeos.

 

 

4.1 El otro debate que lidera la ministra de empleo Yolanda Díaz es que los salarios no han subido

En el gráfico anterior se observa la evolución de los salarios descontada la inflación. La percepción de los españoles es que su salario es menor pero es una pura ilusión monetaria. Los salarios ya han empezado a subir aunque seguramente no de manera homogénea y menos que la inflación. Los ingresos de la Seguridad Social crecen próximos al 10% y el empleo crece próximo al 3,5%. La cotización a la Seguridad Social es un impuesto proporcional sobre el salario. Por lo tanto, el salario medio está creciendo. Lo que debería hacer la ministra y especialmente el ministro de Seguridad Social es publicar datos de salarios por sectores y diferenciar entre nuevos empleos y empleos existentes para identificar dónde y cómo están subiendo los salarios. Los cambios que este Gobierno ha aprobado en materia laboral han supuesto más fricción en oferta de empleo y en la formación de salarios y ayudan a explicar nuestra inflación diferencial. 

5. La política fiscal ha sido restrictiva en 2022, aunque el trabajo lo hace la inflación y la ilusión monetaria y los ciudadanos no lo perciben

El gasto público ha sido en el primer semestre similar al del mismo periodo, pero los ingresos aumentaron un 13%. Ambos efectos han permitido reducir el déficit público a la mitad. El dato incluye a Gobierno Central y a CCAA, por despolitizar el tema. Eso reduce el dinero en manos de empresas y familias y al no gastarse reduce la presión sobre la inflación. Por lo tanto, hasta ahora el brote de inflación es provocado por una crisis del gas exógena y se ha propagado por canales privados ya que el sector público ha contenido el gasto. 

El problema es que para el próximo año ya ha tomado posiciones la patrulla del gasto, tanto en la izquierda como en la derecha. La izquierda presiona para gastar más, sobre todo en pensiones, y la derecha en aumentar el gasto dando subsidios a la electricidad como hicieron en el año 1998 para bajar la inflación artificialmente y entrar en el euro. Y para reducir impuestos y aumentar el gasto privado y la inflación. Si nos creemos lo que dice el PSOE y el PP, la inflación en España el próximo año seguirá siendo elevada. 

La última política disponible sería un pacto de rentas, como sucedió en los Pactos de la Moncloa en 1977. La situación es diferente y las personas también. Un pacto de rentas exige incluir todas las rentas y desde hace un año el Gobierno decidió excluir del pacto a 10 millones de pensionistas que verán aumentar su renta un 8-9%, lo mismo que sube la inflación. Eso les excluye del ajuste de renta y aumenta el coste de la crisis para el resto. Sorprende, por ejemplo, que nadie hable de subir el Iprem y el subsidio de paro cuya situación es más vulnerable en esta crisis. O que el Gobierno no apruebe impuestos negativos sobre la renta para el 30% de población con graves problemas de desigualdad, que incluiría a parados y pensiones más bajas. 

5.1 ¿Qué necesita España para 2023?

Los Pactos de la Moncloa fueron políticos y sirvieron para aprobar la Constitución un año después. Pero, como me contó Cándido Méndez este verano en un seminario en el Ministerio de Yuste, paralelamente CEOE y UGT acordaron un rango de salarios basado en la inflación prevista y no en la inflación pasada. Eso es lo que necesita España para 2023. Se podría acordar una subida nacional entre el 3-5% para que las empresas tuvieran flexibilidad para adaptarse con su negociación colectiva. Y ese pacto debería incluir a pensionistas, parados y salario mínimo. 

Pero versionando a Paul Krugman, en una crisis de oferta la productividad no lo es todo pero lo es casi todo. España debe aumentar su PIB siendo más eficiente y eso permitirá aumentar los salarios y compensar el efecto de la inflación sin perder competitividad y empleo. Eso, como llevo dos años contando con mi trabajo en LUAfund, sólo se consigue apoyando a las empresas que son ganadoras en la nueva era de la tecnología global. Necesitan mercados de capitales más desarrollados y competitivos en España para crecer y que esta crisis puede convertirse en una gran oportunidad para ellas. Los 70.000 mill de fondos europeos con deuda son una oportunidad única para diseñar vehículos de financiación públicos y privados, y que las empresas españolas tengan las mismas condiciones para competir con las americanas y las asiáticas. 

La inversión pública en el primer semestre de 2022 aumentó un 15% anual. Eso supone sólo 1.000 millones de euros más que en ese periodo el año anterior. Teniendo en cuenta los nuevos fondos europeos, a este ritmo tan lento sólo ejecutaríamos 12.000 millones de los 70.000 mill asignados a España. Hay que tomar medidas drásticas para romper la dinámica burocrática de nuestra administración pública desde 2008.

Desespera que haya un enorme interés inversor en renovables en España y que tarden años en recibir las licencias. Si hay presión social en determinados pueblos para instalarlas que se priorice las zonas donde los vecinos quieren las plantas y vayamos a toda velocidad. El Gobierno debería pedir ayuda a la UME y al ejército para acabar con el atasco de licencias que hay en el Ministerio de Transición Ecológica, igual que hacen cuando hay incendios. La administración debería empezar dando ejemplo y haciéndose digital y sostenible para liderar la transformación de nuestra economía y de la productividad.  

6. La inflación ha subido más de los deseable en España y el reto ahora es bajarla cuanto antes y con el menor impacto sobre el empleo y la desigualdad posible

Eso exige un acuerdo de TODOS los españoles para asumir el impacto a corto plazo y adaptarnos a medio plazo a la nueva realidad. De esta crisis no saldremos con maniqueísmos moralistas como los de Pedro Sánchez pidiendo a las empresas que arrimen el hombro. Este economista observador lleva más de 30 años estudiando y enseñando economía y nunca he leído en ningún sitio que de una crisis de inflación se sale arrimando el hombro.

Tampoco saldremos con propuestas como las de Núñez Feijóo de bajar los impuestos y subsidiar el consumo de energía aumentando la ya insostenible deuda pública española y la herencia que le vamos a dejar a nuestros hijos. Ese fue el error de los gobiernos franquistas en 1973. Saldremos haciendo un uso más eficiente de los recursos y aumentando la productividad o la crisis durará años y el coste lo pagarán los de siempre con más paro y más pobreza.