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La bajada del precio del petróleo, combinado con debilidad de importaciones, explica que el superávit exterior se haya doblado en dos años a pesar de la debilidad de las exportaciones del gigante asiático. En 2015 China alcanzará un superávit por cuenta corriente de unos 350.000 mill de dólares y su banco central ha vendido reservas por 400.000 mill. Por lo tanto, la fuga de capitales de China está próxima a los 750.000 mill.
Durante el boom de crédito previo a la Gran Recesión, el aumento de reservas chinas aumentaba el dinero en circulación mundial y fue clave para explicar la burbuja de activos. Ahora la reducción de reservas ayuda a explicar la caída de las bolsas y el refugio en deuda pública de países desarrollados. Por esta razón, además de tipos al 0% del BCE, Alemania emite bonos a 2 años al -0,3%. Si sumamos la devaluación del yuan y los salarios chinos en dólares, que además meten deflación en sus exportaciones de bienes, se entiende que los bancos centrales estén preocupados por la deflación y que estemos en un estancamiento secular con tasas de inversión muy débiles.
La inversión en países desarrollados en 2015 estará próxima al 20% del PIB, 3 puntos por debajo de 2007 y se mantiene estable desde 2010, algo anómalo con respecto a recuperaciones anteriores. La inversión en emergentes está empezando a caer, especialmente en China y no está siendo sustituida por países desarrollados. Por esta razón, hay deflación y tipos reales tan bajos. El mundo se ha japonizado. En la Eurozona la tasa es del 19% del PIB, está 4 puntos por debajo de 2007 y 1 punto por debajo de 2010. En los países periféricos la tasa de inversión se ha desplomado desde 2007 más de 10 puntos de media y no ha sido sustituida por los países centrales. Alemania mantiene un 19% del PIB, 1 punto por debajo de 2007 y de la media de países desarrollados en 2015. Los casos más dramáticos de estancamiento secular son Grecia con 9% del PIB, Portugal con 14% e Italia con 16%.
España -con un 19%- se mantiene en la media de la Eurozona. Pero es posible gracias a la bajada del precio del petróleo que permite no entrar en déficit exterior. No obstante, una tasa de inversión del 19% con el actual nivel de ahorro doméstico no permite reducir nuestra deuda externa -de las mayores del mundo con 90% del PIB y nuestra principal vulnerabilidad- como acaba de recordarnos la Troika en su examen trimestral, que continuará hasta que devolvamos el préstamos del rescate dentro de 12 años. Rescate que ayer en el debate la suplente de Rajoy volvió a negar y defender que gracias a ellos se había evitado.
España sólo tiene un camino para reducir su deuda externa: aumentar el ahorro y mejorar la inversión por aumento de exportaciones. Con el comercio mundial estancado es difícil exportar más. Y en el debate de ayer vimos al PP y Ciudadanos vivir en la galaxia de Ganímedes proponiendo bajadas de impuestos para aumentar el consumo y provocar déficit exterior y más deuda externa. Podemos, con aumentos de gasto, bajadas de IVA y empleo público, llega al mismo lugar por un camino diferente.
Una duda que tiene este economista observador con los economistas que asesoran a estos partidos: ¿desconocen este problema de deuda externa? ¿o lo ocultan para conseguir votos? Sólo Pedro Sánchez advirtió que no será posible bajar los impuestos en esta situación tan compleja, aunque él propone medidas de gasto que también tendrán que esperar.
Los medios de comunicación, en general y en su propia crisis de supervivencia, tampoco están cumpliendo su misión de advertir de los riesgos y los problemas. Por suerte, Draghi nos protege con sus compras de deuda. De lo contrario, en 2015 nuestra prima de riesgo se habría disparado de nuevo y podríamos haber tenido una tercera recesión. Hay vida después del estancamiento secular, pero es necesario hacer uso de la inversión pública, combinada con reducción de capacidad instalada de tecnologías obsoletas, reestructurar deudas, tener el apoyo de una política monetaria y liquidez suficiente durante el proceso.
En España queremos salir de la crisis con el mismo modelo que nos llevó a ella: empleo precario y de baja productividad. Con ese modelo no resolvemos la crisis de deuda y el estado de bienestar no será sostenible, especialmente nuestras pensiones que afectan a 9 mill de españoles (el 20% de la población). Esto nos jugamos el 20D. Veremos qué votamos los españoles. Luego toca respetar el voto, pero tenemos que aprender a no ser una fábrica de excusas y asumir nuestra responsabilidad. La democracia es nuestra para los aciertos que son muchos, pero también para los errores.
Se responsable de tu futuro my friend.