Mi artículo publicado en El País.
En 1930 John Maynard Keynes dio una conferencia en la Residencia de Estudiantes de Madrid. Cuando le preguntaron qué recomendaría hacer en España en medio de la Gran Depresión, respondió: crear una buena escuela de economía. Hoy ya tenemos buenas escuelas de economía pero el maestro Keynes se sorprendería del bajo nivel del debate económico en España.
La Comisión Europea acaba de publicar sus previsiones de invierno y confirma que nuestra economía creció próxima al 3% en 2015, sin duda una buena noticia. Nuestra economía crece por encima de la media y se achaca a las reformas estructurales. Pero la diferencia, como nos enseñó Keynes, lo explica la política monetaria y sobre todo la política fiscal.
En 2015 la balanza por cuenta corriente aumentó su superávit unos 6.000 millones de euros y el 80% lo explica el ahorro del pago de intereses derivado de la compra de deuda del BCE y la política monetaria ultraexpansiva. Pero Keynes nos enseñó que en una crisis de deuda con trampa de liquidez lo relevante para el PIB y el empleo es la política fiscal. La Comisión estima el déficit estructural, que elimina el efecto cíclico, que es el indicador que utiliza para evaluar la política fiscal. Y lo publica eliminando el pago de intereses para eliminar el efecto derivado de la bajada de la prima de riesgo provocada por la intervención del BCE.
En 2009 el FMI recomendó no aplicar un ajuste fiscal estructural superior a 1% del PIB anual por riesgo de lastrar la recuperación. En 2010 España se vio forzada a aplicar un ajuste del 1,5% PIB y comenzamos a hablar de austeridad. Rajoy y su equipo económico que creía en el dogma de la austeridad expansiva recortó el déficit estructural sin intereses un 3% del PIB en 2012 y un 2% adicional en 2013, destruyendo un millón de empleos. En 2014 la política fiscal fue neutral y el saldo estructural no varió. Pero en 2015, año electoral, Rajoy aplicó un estímulo fiscal del 1,2% del PIB que con un elevado multiplicador propio de una economía con restricción de crédito ha explicado más de la mitad del crecimiento del PIB y del empleo de España.
En abril es muy probable que Bruselas abra expediente de sanción a España y es indignante que Rajoy siga presentándose como el garante de la estabilidad. En 2007, año electoral, Zapatero tuvo un superávit fiscal del 2% del PIB y en 2011, de nuevo año electoral, recortó el déficit estructural sin intereses el 0,5% del PIB, a pesar de aflorar un déficit oculto en varias comunidades, principalmente Valencia.Desde 2012 España ha recortado el déficit estructural sin intereses un 4% del PIB. Si hubiera sido un recorte del 1% anual con política monetaria adecuada, hoy la tasa de paro y la deuda pública serían inferiores. Pero Rajoy deja una herencia de deuda del 100%, un déficit del 5%, un agujero de 15.000 millones en la Seguridad Social y un presupuesto invalidado por Bruselas. En una herencia privada la familia renunciaría. El próximo Gobierno no tendrá esa opción.