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Abenomics: Episodio IX

El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, ha convocado elecciones adelantadas. La revisión del PIB tras una fuerte caída ha precipitado todo. El dato fue malo pero no tan malo como se ha contado. El consumo privado creció un 1,5% trimestral anualizado y las exportaciones un 5%. Han sido la inversión residencial y los inventarios los que han hundido el PIB. Tras anunciar su plan Abenomics, el primer ministro japonés consiguió depreciar con fuerza el tipo de cambio y expandir las ventas de las empresas y el empleo.

Pero en 2014 la economía se ha vuelto a frenar. El PIB está estancado desde el cuarto trimestre de 2013. En el primer trimestre de 2014 creció mucho por el anticipo de compras antes de la subida del IVA y en el segundo trimestre se desplomó. En ese periodo, las empresas produjeron más de lo que consiguieron vender. Por eso en el tercer trimestre han dejado de producir para vender sus stocks de inventarios y el PIB ha caído. Mal dato sin duda, pero hay que destacar que las ventas de las empresas han crecido.

Lo más curioso es ver que, tres décadas después de comenzar la crisis japonesa, el personal sigue sin entenderla. Sacar la conclusión de que como Abenomics no ha funcionado en Japón, el BCE no debe comprar bonos y monetizarlos es como confundir el tocino con la velocidad.

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En el gráfico he dibujado el PIB nominal de Japón con datos anuales del FMI desde 1980. Se observa cómo durante la burbuja de los años ochenta el PIB se dobló. Luego tuvo un periodo de estancamiento secular hasta 1998 y luego la crisis asiática y la fuerte depreciación de sus competidores de la zona hundieron a Japón en la deflación. El PIB nominal nipón en 2013 se situó en el mismo nivel que en 1991, cuando estalló la burbuja inmobiliaria y bursátil.

En rojo he dibujado cuál habría sido la senda de crecimiento potencial, asumiendo un crecimiento real del 1% y un objetivo de inflación del 2%, lo cual daría un PIB nominal del 3%. Aquí se observa el problema de estas crisis. Si cuando la economía descarrila, no se actúa con celeridad y contundencia, entra en estancamiento secular, deflación y se aleja significativamente de la senda de equilibrio.

En Japón, el PIB nominal debería ser en la actualidad un 50% superior al registrado. Entonces sus ratios de deuda no serían tan escandalosamente altos y hace años que habría cerrado el déficit público por aumento de ingresos y no por reducción de gastos, que genera más deflación y más depresión.

La reacción en Europa no sólo de gobiernos, sino de medios de comunicación, economistas y analistas hace ser a este economista observador un poco más pesimista sobre la solución de la crisis del Euro. Y el G20 ha sido la enésima muestra de negación de la realidad de los gobiernos europeos. En España ya estamos japonizados, seguimos sin sanear el sistema bancario y estabilizar el crédito y dejando que el virus de la deflación avance a toda velocidad. Esta semana he hablado con una empresa de refrescos, una gran superficie, una editorial y una empresa de salud y a las cuatro les están cayendo las ventas en euros.

Pero Rajoy está contento y ha invitado otra vez a Merkel a España en 2015. El PSOE sigue sin presentar un programa económico alternativo. Y Podemos cambia el suyo de las europeas que han defendido con vehemencia ante este economista observador por un “boceto” de programa del que hoy mismo en Cuatro TV su número 2 sigue sin responder a ninguna pregunta concreta que le he planteado. Como Rajoy en la campaña de 2011, Iglesias vendió promesas que ya han incumplido y siguen ocultando su verdadero programa. No sé si por desconocimiento o para no asustar mucho a sus votantes.

Sayonara