Una de las cosas que más está sorprendiendo a este economista observador en las últimas semanas es que el debate siga centrado en acabar con la austeridad. En el gráfico he dibujado con datos de Eurostat el consumo público en Grecia y España desde 2001 en base 100 para ver su evolución y medir la intensidad del ajuste. Esta variable pesa aproximadamente el 20% del PIB y, si sumamos la inversión público, tendríamos la actividad total del estado.
Se puede observar como en Grecia el ajuste de gasto fue mínimo en 2014 y, desde el verano, Grecia ya ha dejado de hacer ajuste fiscal. En España se ve cómo ha repuntado ligeramente el consumo público, por lo que en nuestro caso se puede afirmar que el ajuste fiscal acabó en 2013. Por eso las economías han vuelto a levantar el vuelo, aunque con una intensidad insuficiente para cerrar el agujero provocado por la depresión. Especialmente en Grecia.
La clave ahora es cómo sacar a las economías del hoyo para reducir la tasa de paro y parar el deterioro de la pobreza que continúa. Desde 2011 este economista observador ha sido muy crítico con el ajuste fiscal europeo. El ajuste fue mucho más intenso de lo que las débiles economías podían soportar. Fue en todos los países a la vez amplificando sus efectos. No fue acompañado por políticas monetarias cuantitativas del BCE o por una política cambiaria que debilitara el euro. Así como tampoco por una política fiscal en los países con superávit exterior y del centro para evitar que toda Europa entrara en recesión en 2012, y en deflación en varios países.
El caso griego es el más extremo. Es cierto que Grecia era en 2007 el Show de Truman. El estado de bienestar se financiaba con deuda y, de repente, los griegos dejaron de tener acceso al crédito internacional y tuvieron un aterrizaje suave. Pero también es cierto que los errores de previsión y de política de la Troika han sido los más brutales. Esta es una baza que un gobierno griego serio debería haber jugado. Lamentablemente, el relato de Syriza es falso cuando dice a los griegos que todos sus problemas empezaron en 2010. Si observamos el gráfico, refleja que los griegos aumentaron artificialmente su gasto público y su deuda sin una base empresarial y de empleo para generar los recursos suficientes para financiarlo.
En España la burbuja explotó y ha generado muchos daños y ha dejado muchas cicatrices. Pero el consumo público y nuestro estado del bienestar sigue siendo mejor que el de 1999 a pesar de los recortes. Lo triste es que el gobierno niegue los recortes y venda una imagen idílica de nuestra querida España insultando a la mayoría de españoles que ha empeorado su nivel de vida, especialmente jóvenes y parados de larga duración que siguen en el hoyo más profundo de la depresión. Y que no tenga un plan para generar ilusión más que empleos precarios a sueldos de miseria para nuestros jóvenes.
Pero el pasado ya no se puede cambiar. La clave -como no me canso de decir- para sacar a un país de una depresión es vivir el presente con realismo y poner las largas para mirar al futuro con esperanza. El BCE ya ha anunciado compras de deuda, el euro está en 1,13 y el Plan Juncker será una realidad en breve. Se creará un fondo con capital de la Comisión y el BEI con 20.000 mill que emitirá deuda hasta 60.000 mill. Por lo tanto, ya hay mutualización y eurobonos. Los estados y las regiones podrán cofinanciar proyectos de inversión y se podrá sumar la iniciativa privada.
Sigo considerando el Plan de inversión insuficiente, pero el 80% de las medidas europeas que pedía en mi libro Hay Vida Después de la Crisis son hoy una realidad. Lo increíble es que este economista observador sepa esto y muchos de nuestros políticos, incluso europarlamentarios, muchos periodistas y muchos colegas economistas siguen hablando de otra realidad. ¿Todos opinan sin mirarse los datos?
Ayer tuve un sueño y soñé que en la campaña de las municipales y autonómicas se debatían propuestas concretas y realistas para conseguir proyectos de inversión en el Plan Juncker. Para que estén orientados a cambiar nuestro modelo de crecimiento, a definir políticas activas que reduzcan el paro, mejoren la educación, la investigación, la creación de empresas innovadoras, empleos de mayor calidad y mejores salarios, etcétera.
El España va bien y el España es un desastre no nos sacarán de esta maldita crisis.