La OCDE ha presentado estos días su informe bienal sobre España. Aunque señala asuntos interesantes, como que en este país uno de cada cuatro graduados universitarios trabaja en empleos que requieren una cualificación inferior, lo que es una prueba de que se está desaprovechando el talento, equivoca el diagnóstico de la economía y también la receta.
En mi intervención en el programa Al Rojo Vivo de La Sexta expliqué uno de los principales riesgos de la medicina que recomienda aplicar la OCDE, una institución muy complicada que se creó después de la II Guerra Mundial con el Plan Marshall para aumentar el desarrollo y salir de la depresión y que sigue muy focalizada en el largo plazo.
La OCDE recomienda a España bajar las cotizaciones sociales y subir el IVA, gravando con el tipo general productos que se gravan con el reducido. La propuesta de bajar las cotizaciones sociales para empleos de baja cualificación me parece buena, la apoyo, pero para adoptarla hay que explicar antes cómo se van a pagar las pensiones a partir de 2016, especialmente teniendo en cuenta que el Gobierno está devorando el fondo de reserva. Si no me dicen quién va a pagar la diferencia tendré que pensar que, con la dinámica en la que estamos, dentro de dos años habrá recortes directos de pensiones e incluso riesgo serio de impago.
Para que esto no ocurra, la fórmula que yo defiendo para cubrir la diferencia está en la línea de Piketty, gravar mucho más la riqueza. No se trata de subir el IRPF, que ya tenemos uno de los más altos de Europa pero tampoco de bajarlo ahora, como ha anunciado el Gobierno. Se trata de taponar toda una serie de agujeros negros por los que se está fugando la capacidad de recaudación, como las desgravaciones que se aplican las grandes empresas, las que se aplican las rentas altas en sus fondos de pensiones o los paraísos fiscales.
Cuando esté solucionado el agujero y garantizado el pago de las pensiones, entonces hablamos de bajar el IRPF en los tramos bajos y en la clase media.