Antes de navidad Thomas Piketty presentó su libro en Madrid y luego Roger Domingo -de su editorial Deusto– tuvo el detalle de invitarnos a cenar con él. En la presentación se apoyó con una serie de gráficos de su libro muy interesantes. El libro es un tratado sobre la desigualdad explicado en función de la organización social y la capacidad de los de debajo de subir en el ascensor a los pisos de arriba. Tiene casi 1.300 páginas y aún estoy leyéndolo.
1. Mis discrepancias con Thomas Piketty sobre cómo resolver la desigualdad
Comparto con Piketty la preocupación por la elevada desigualdad y le agradecí personalmente su aportación para poner el problema en el centro del debate mundial. Pero discrepamos en la forma de solucionarlo. Le conocí cuando presentó su primer libro a principios de 2015. Su análisis era exclusivo para países desarrollados y le pregunté si su libro era sólo para franceses o chinos, indios, senegaleses y mexicanos, que también tenían derecho a tener capital en el siglo XXI.
► En su nuevo libro, Thomas Piketty incluye por fin a los países en desarrollo
En este nuevo libro empieza reconociendo ese problema y dice que ha incluido a países en desarrollo. Su prioridad es la extrema desigualdad en la riqueza acumulada que es mayor que en el ingreso anual. Y su medida estrella es poner un impuesto sobre el patrimonio, que en España tenemos desde 1978 y que pocos países que tienen. En nuestro caso se puso en marcha con una herencia franquista de una economía al borde del impago de la deuda pública con la mitad del sistema bancario quebrado.
El título del decreto fue Impuestos Transitorio y en el decreto de prórroga del impuesto para 2020 sigue diciendo que es un impuesto transitorio. Lo que sabemos los españoles es que es un impuesto con poca capacidad de recaudación, apenas unos 1.000 mill al año. Con ese dinero se puede financiar tan sólo dos días del pago de pensiones y del coste de la sanidad pública. Es cierto que tiene exenciones y que podría recaudar algo más. Pero como mucho daría para financiar 4 días del año el coste de las pensiones y la sanidad.
2. Por qué el plan de Piketty no lo aprobaría ningún parlamento de ningún país del mundo
Nunca había estado con Piketty en un grupo reducido y me sorprendió su sencillez. Un personaje que vende cientos de miles de libros y al que quieren recibir presidentes de gobiernos y de empresas de todo el mundo, sigue siendo un profesor universitario. Le encanta explicar su libro, hacer preguntas y aprender. Roger me presentó como el bestseller español con mi libro Hay Vida Después de la Crisis y a Piketty le interesó conocer mi opinión sobre su libro.
Le dije que me estaba gustando mucho su análisis desde la antigüedad de la organización en diferentes clases sociales y en diferentes países y culturas. Sin duda, otra gran aportación a la historia económica como lo fueron sus series de datos fiscales por diferentes percentiles de renta en su primer libro. Pero que su plan no lo aprobaría ningún parlamento de ningún país del mundo. Por lo tanto, ‘Capital e Ideología’ (Deusto, 2019) es un libro con síndrome Peter Pan y del País de Nunca Jamás. El mismo problema que tienen los ultraliberales que están en las antípodas de sus propuestas pero que también viven en el País de Nunca Jamás.
► Lo que no se está contando en torno su impuesto sobre la riqueza
Me dijo que Elizabeth Warren estaba proponiendo establecer un impuesto sobre la riqueza en las primarias del partido Demócrata en EEUU. Le pregunté cómo pretende recaudar fondos con un impuesto sobre la riqueza en un mundo con cuasiperfecta movilidad de capitales.
Por ejemplo, en España el 80% de la base imponible del impuesto está invertido en capital mobiliario. Y como su propio nombre expresa, se puede mover. Lo comprobamos en 2017 después del intento de independencia fallido en Cataluña cuando miles de empresarios cambiaron su sede en pocas horas. Basta ir al notario y registrarlo. En la Unión Europea los controles de capitales están prohibidos y en pocas horas las empresas españolas se pueden ir a Lisboa, que tiene un gobierno de izquierdas y una fiscalidad muy atractiva para atraer inversiones.
Piketty me dijo que por supuesto habría que poner controles de capitales. Le pregunté si en todos los países y me dijo que sí. Esto no se lo están contando a los votantes ni Arden, ni los políticos de izquierdas que defienden las propuestas de Piketty.
Le pregunté cómo financiaría EEUU y España su deuda externa. Alguien invierte 1 millón de euros en deuda pública española y 10 años después tendría el mismo patrimonio ya que los tipos están el 0%. Con una inflación entre el 1-2% el poder adquisitivo de su dinero sería un 10-20% inferior, y encima Piketty les quiere meter un impuesto del 3% anual y con controles de capitales que les dificulten vender el bono y sacar el dinero antes si lo necesitan. O sea, en paridad de compra el inversor habría perdido alrededor de un 35% de su riqueza en sólo 10 años.
► Su medida no se puede poner en marcha con los actuales tratados europeos
Este economista observador, además de escribir libros, lleva más de 25 años analizando los mercados y los inversores internacionales. Por eso sabe que esa medida no se puede poner con los actuales tratados europeos. Pero si se aprobara, provocaría una fuga masiva de capitales y España tendría que solicitar inmediatamente un rescate internacional del FMI para poder pagar las pensiones y el sueldo de los funcionarios.
Al ser permanente tendría que reestructurar su deuda externa e impagar un porcentaje no inferior al 50%. Es muy probable que tuviéramos que abandonar el euro, lo cual intensificaría la fuga de capitales. El crédito a empresas y familias caería con fuerza y los tipos de interés subirían significativamente. Eso provocaría un profunda depresión mayor que la de 2008, que recordemos fue la principal causa del aumento de la desigualdad que Piketty supuestamente quiere reducir.
Más grave sería que EEUU no pueda financiar su deuda externa y se genere una grave crisis del dólar. Eso provocaría otra gran depresión mundial. Es muy poco probable que este escenario suceda pero nuestro debate era académico y le planteé un dilema adicional a Piketty.
3. Planteando un dilema adicional a Piketty
Supongamos que nos cargamos la globalización financiera y volvemos a los años cincuenta racionalizando el ahorro y el capital por países. En el último informe de Desarrollo Humano que hemos publicado en el PNUD -Piketty ha formado parte del consejo asesor del informe- los últimos puestos los ocupan países africanos. Como nos enseñó el Nobel Gunnar Myrdal en su clásico La Pobreza de las Naciones, la principal trampa de la pobreza de África es su escasez de capital y baja tasa de ahorro, ya que viven al nivel de subsistencia y consumen la mayor parte del PIB que producen. Si aplicamos controles de capitales generalizados por países y racionalizamos el ahorro ¿quién financiará el desarrollo en África?
Piketty estaba sentado enfrente mío en un sofá. Según le iba haciendo preguntas la sonrisa se le fue borrando de su cara y empezó a reflejar sorpresa y desasosiego. Cuando acabé de trasladarle mis dudas y preguntas no me respondió a ninguna y me dijo que estaba bastante de acuerdo conmigo, y me preguntó cuál era mi solución para resolver la elevada desigualdad en el mundo. Le dije que yo tenía más preguntas que respuestas pero que tenía muy claro que su plan no era la solución.
Como diría el filósofo, la pobreza genera hambre y la desigualdad indignación. Mucha gente en el mundo está indignada con todo ello y es comprensible. Los gobiernos y las empresas deben incorporar en sus políticas y en sus estrategias mejorar el empleo y los salarios de la gente que peor lo está pasando. Pero como hemos aprendido en esta crisis, todo siempre es susceptible de empeorar. Por eso en ciencias sociales los experimentos mejor hacerlos con gaseosa.