El efecto Podemos y Colau se diluye cada día que pasa en Catalunya. El 26J perdieron 100.000 votos en la ciudad de Barcelona con respecto al 20D. Y ayer, en la primera participación de Colau en la manifestación independentista de la Diada, asistieron la mitad de personas que hace un año. Hay más causas que ayudan a explicar esa caída de participación, principalmente el desencanto con el primer gobierno independentista -Convergencia, Esquerra y CUP-, que no es capaz ni de aprobar los presupuestos. Aún así, la manifestación de ayer sigue reflejando el descontento y la desafección de buena parte de la sociedad catalana, que ha aumentado exponencialmente desde que Rajoy llegó a la Moncloa. Nuestro presidente en funciones, cinco años después, sigue sin dar ni el más mínimo paso para resolver el problema, pero también es evidente que el efecto Colau ya no moviliza el descontento social y empieza a diluirse.
¿Puede explicar su gestión tras más de un año en la alcaldía de Barcelona que Colau está perdiendo luz? Los datos de ejecución presupuestaria hasta junio apoyan esta hipótesis. El gasto total ejecutado por el ayuntamiento entre enero y junio de 2016 es 1,5% inferior al de enero-junio de 2015. Colau acusó a Trias en la campaña de someter a Barcelona al austericidio y ella ha intensificado los recortes.
Colau saltó a la política desde la Plataforma antidesahucios y sorprende que en su primer año en el ayuntamiento haya recortado un 15% el gasto en vivienda. Si siguiera en la Plataforma y fuera fiel a sus principios, debería hacerse un escrache a si misma por su incapacidad para resolver los problemas de los desahuciados.
Preocupa que una ciudad con problemas de saturación, principalmente por el éxito turístico, la alcaldesa y su equipo hayan recortado un 25% la inversión en el primer semestre. Lo mismo que está haciendo Rajoy en el ministerio de Fomento, lo está haciendo Colau en Barcelona. Rajoy recorta para cumplir sus compromisos con Bruselas tras aumentar el déficit estructural en 2015 en año electoral.
Colau no gasta por inexperiencia de gobierno. Por eso se vio forzada a proponer al PSC en el equipo de gobierno para que se encargue de la gestión de los asuntos económicos. Recordemos que fue el PSC el que sacó a Barcelona del ostracismo y la situó como una de las ciudades del mundo más dinámicas.
Colau y su equipo lideraron en la campaña la remunicipalización del agua. Este economista observador dirige en la Universidad de Alcalá el Foro de Economía del Agua. Barcelona sufre estrés hídrico, como el resto del Mediterráneo, ya que aumenta su población turística en verano cuando el agua es más escasa. Y el cambio climático aumentará el problema en el futuro.
El reto del agua se resuelve con eficiencia, buena gestión e innovación. La remunicipalización tendría un coste de unos 800 mill y buena parte de la red son inversiones realizadas por la empresa concesionaria, lo que supondría doblar la actual deuda del ayuntamiento. Esto incumpliría la ley de estabilidad presupuestaria y no sería posible.
Pero aunque fuera posible, dejar algo tan complejo de gestionar en manos de alguien sin ninguna experiencia en la gestión sería un desastre y en pocos años los barceloneses sufrirían cortes de agua. La clave, como defendemos en el Foro de Economía del Agua, es: una buena regulación, buena supervisión sobre la concesionaria e inversiones para afrontar los retos del agua. Éste último es, según el World Economic Forum, uno de los principales riesgos económicos en las próximas décadas.
Lo único que Colau ha cumplido fielmente es el pago íntegro de la deuda -algo que hace años consideraba un robo oficial- y el expolio de las rentas más altas a las clases populares, como puedes comprobar en el vídeo que te he dejado más arriba.
La definición de populismo que más le gusta a este economista observador es aquello que propone soluciones fáciles a problemas complejos. Gestionar una ciudad tan dinámica como Barcelona es algo complejo y, tras más de un año en el ayuntamiento, Ada Colau ha demostrado que ni tenía soluciones fáciles, ni tiene la capacidad para gestionar lo complejo y mejorar la vida de los barceloneses, especialmente de los más perjudicados por la crisis (sus principales votantes).
Si no es capaz de gobernar Barcelona, imagina todo Catalunya.
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