Mi artículo publicado en El País.
El acuerdo de gobierno del PSOE con Ciudadanos mejora la política económica del PP. Parte de un mejor diagnóstico de la realidad económica, pone el foco en el largo plazo para modernizar nuestro aparato productivo y habla de desigualdad y de pobreza, problemas que han empeorado significativamente desde 2011 y que Rajoy y el PP han negado y pecado de inacción. Y hace novedosas e interesantes aportaciones en políticas activas de empleo. Pero la falta de concreción de la mayoría de las propuestas hacen que el documento se asemeje más a un programa electoral que a un plan de gobierno.
La dura realidad es que Rajoy volverá a incumplir el déficit en 2015, deja un agujero en el sistema de pensiones de 15.000 millones y en 2017 la hucha estará vacía. Resolver un problema tan grave diciendo que pedirás flexibilidad a Bruselas es la misma estrategia de Rajoy en 2012, que acabó en rescate. Bruselas ya nos ha dicho que, creciendo al 3% y habiendo ampliado el déficit estructural primario en 2015 más del 1% del PIB, no habrá flexibilidad para España. El acuerdo no contempla medidas de aumento de ingresos a corto plazo y tiene propuestas de gasto elevadas, como la renta mínima de inserción o la compensación salarial. Por lo tanto, como le acaba de suceder a nuestros vecinos portugueses, el programa no pasaría el examen de Bruselas.
La parte más confusa es la laboral. El contrato único se divide en dos y se llama contrato estable de duración limitada acotado en el tiempo. Un contrato acotado en el tiempo por definición no es estable. El nuevo contrato temporal no define la causalidad, por lo que no acabará con el fraude de ley actual en el que muchas empresas usan contratos temporales para puestos indefinidos. En negociación colectiva se modifica la reforma del PP de 2012, que ha sido un desastre, pero en muchos aspectos se retrocede a la de 2008, cuando en medio del pinchazo de la burbuja inmobiliaria los salarios aumentaron un 3%, incluso en el sector de la construcción.
España necesita un mercado de trabajo que en las fases expansivas la subida salarial se aproxime al 2%, objetivo de estabilidad de precios del BCE. Que se vincule el salario a la competitividad de la empresa, ya que habrá donde los salarios puedan subir más del 2% y otras donde no podrán llegar. Y necesita que en las crisis los costes se repartan también entre empresa y trabajadores para que todo el ajuste no sea sobre destrucción de empleo, sobre todo jóvenes recién contratados, y nuestra tasa de paro supere el 20% cada vez que entramos en recesión. Algo atípico que no sucede en los países desarrollados y que con este programa seguiría sin resolverse.