Mi artículo publicado ayer en El País.
La Comisión Europea estima un crecimiento para la eurozona en 2016 de hasta el 1,9%. Las previsiones, igual que las del Fondo Monetario Internacional (FMI), se basan en un escenario surrealista del comercio mundial en 2015 y 2016. Estiman crecimientos de importaciones globales para 2015 próximas al 4% y, proyectando, los datos de importaciones de bienes hasta agosto cerraran el año cercanas al 1%. Para 2016 esperan un 5%, lo cual es absurdo.
La zona euro salió de la doble recesión de 2012 exportando, especialmente a países emergentes, con el viento de cola de la depreciación del euro que provocó el Banco Central Europeo (BCE)con su programa de compras de deuda. Los emergentes han frenado significativamente sus importaciones y además el euro se ha apreciado contra sus divisas y el viento sopla de frente para las exportaciones europeas.
Bruselas reconoce que el crecimiento será insuficiente para reducir la elevada tasa de paro que es el doble que en EEUU. Por eso Mario Draghi habla de riesgos a la baja y se empieza a especular que el BCE ampliará su programa de compras de deuda hasta 2017. En 2016 la Reserva Federal empezará a retirar el estímulo monetario y los países productores de petróleo repatriarán inversiones para financiar sus elevados déficits públicos. Las compras de deuda del BCE son necesarias para proteger a la eurozona de la tensión que seguramente se producirá en los mercados financieros, pero no será suficiente para reducir la tasa de paro.
Es necesaria la política fiscal. El plan Juncker ya está operativo, aunque en España no nos hemos enterado, pero tiene limitaciones y los fondos privados dicen que las rentabilidades ofrecidas por los proyectos no son atractivas. Se necesita otro Plan más contundente que incluya inversión pública en proyectos necesarios como el arco Mediterráneo o la rehabilitación de viviendas para mejorar la eficiencia energética. Y además los países con superávit exteriores elevados y crónicos, como Alemania, deben aplicar estímulos directamente.
Si no se aprueban estos estímulos los riesgos sobre las previsiones de la Comisión son claramente a la baja. España concentra dos tercios de sus exportaciones en Europa y dime a quien exportas y te diré como creces. La Comisión mantiene su previsión para España en 2016 próxima al 2,5%. Eso implica crecimientos trimestrales del 0,5%, la mitad que los registrados en el primer semestre de 2015. España tiene un riesgo a la baja adicional que es el incumplimiento del objetivo de déficit y la necesidad de un ajuste fiscal adicional que la Comisión cifra en unos 8.000 millones de euros y que supondría medio punto menos de crecimiento de PIB y empleo.
España está en campaña y de nuevo varios partidos prometen bajadas de impuestos que no podrán cumplir. Las negociaciones con Bruselas serán tensas, como en 2012, y podría ser el primer país de la Eurozona sancionado por incumplimiento del objetivo de déficit. Ahora el agujero está en la Seguridad Social y si no aumentan más los ingresos públicos habrá recortes de pensiones en la próxima legislatura, además de educación y sanidad.